martes, 18 de noviembre de 2014

Las Madres


¿Alguna vez han reflexionado sobre algunos comportamientos de las madres?...



Son casi todas iguales, parece que estuvieran codificadas o que, junto con el bebé les diesen un manual de “comportamiento para madres”.



¿A qué hijo no le ha pasado que, estando tan tranquilamente junto a su madre, simplemente viendo televisión o hablando y, de repente, la ve que se le queda mirando, fijamente, a un punto de la cara, como hipnotizada, con los ojos abiertos como platos y, sin pensarlo levanta sus manos con sus dedos preparados como pinzas, en dirección a ese grano de la mejilla con intención de estrujarlo...? Y por mucho que te quieras escapar no hay forma, te termina convenciendo de su necesidad de quitarte el grano...



Otra habilidad digna de destacar de las madres es su particular manera de mostrarte su enfado: se colocan frente a ti, desafiante, como un vaquero a punto de desenfundar el arma; comienzan con un “¿qué te crees tú? ¿te parece bonito? Pues a mi no...”y continúa hablando pero tú ya solo ves como abre y cierra su boca y como mueve sus manos. Es como si de pronto creciera, como si se estirase. A medida que aumenta la intensidad de su enfado ella se hace grande y tú cada vez te sientes más pequeño, más enano a su lado ¡Y atrévete a protestar!



Además poseen la particularidad de ser videntes. Son grandes adivinadoras, ¿se han fijado que cuando te advierten dos veces seguidas que te vas a caer te terminas cayendo? Ellas lo saben todo y si no, lo adivinan.



Lo mismo pasa cuando a tu padre le dice: “¡verás como esta noche vas a dormir en el sofá! Y efectivamente, ¡por la noche termina durmiendo en el sofá!



Las madres tienen sus propios accesorios (al igual que las Barbies) pero en expresiones, son “la palabra de madre”. Verás, tu madre te escucha atentamente y cuando te has desahogado y te ha consolado te repite para sentenciar sus tres expresiones favoritas y que todos hemos escuchado en más de una ocasión: ¡Lo ves! ¡Te lo dije! ¡Si me hubieras hecho caso!



Y cuando estás enfermo, ¡hay qué ver como nos miman! ¿Se han fijado que cuando nos hacen el zumo de naranja siempre nos meten prisa para tragar...? Si, nos apuran: ¡Tómatelo rápido que se le van las vitaminas! Y aunque te ahogues bebiendo no importa porque te imaginas a todas esas vitaminas escapando del vaso ¡te lo tienes que beber rápido porque se le van las vitaminas!



Y si vamos a salir a la calle y ella tiene frío, nos recuerda una y otra vez, mientras nos persigue hasta la puerta, que nos llevemos el abrigo para la vuelta, no sea que nos dé frío...

Y claro, ¿cómo no hacerle caso si adivinó que nos íbamos a caer y que nuestro padre dormiría en el sofá? Pues mejor nos llevamos la chaqueta que ellas lo saben todo...



En fin ¡qué sería de nosotros sin nuestras madres!



¡Muchas Gracias!


miércoles, 12 de noviembre de 2014

¡Qué difícil es hacer un monólogo!

¿Se han parado a pensar lo complicado que es hacer un monologo?...


 -¡Oye, que cuando lo cuentas y ves que la gente se ríe, se apoderan de ti unas sensaciones de felicidad y tranquilidad..., que te sientes igual que si estuvieras en una piscina y de repente encontraras el tan deseado  "chorrito" que te acaricia tus partes más íntimas.


Dicen que lo ideal, a la hora  de realizar un monólogo, es contar situaciones  que hayan experimentado todos los ¡CIUDADANOS DE UN LUGAR LLAMADO MUNDO!, porque, si por el contrario, comentas acontecimientos muy específicos, tu monólogo va a ser menos gracioso que Iniesta contando un chiste.


Y ya que estamos, creo que es más fácil encontrar el "Eslabón Perdido", que  una circunstancia  que hayan experimentado todos los ¡CIUDADANOS DE UN LUGAR LLAMADO MUNDO!, ¿o no?



¡Muchas Gracias!